Moscú 1957, “la aldea más grande del mundo”. Gabriel García Márquez.

11 Feb 2011

“Gabo llegó a Moscú infiltrado en un grupo musical afrocolombiano que había sido invitado al Festival Internacional de la Juventud, evento que congregó en la capital de la URSS a 92.000 visitantes… apenas faltaban tres meses para que la URSS pusiera en órbita el primer satélite artificial (sputnik)….

Gabo se encontró a un pueblo estrábico, con un ojo puesto en la conquista del espacio y otro en la supervivencia terrenal. El futuro premio Nobel lamentó no haber sabido ruso para profundizar más en su visión del pueblo soviético, pero como el lenguaje de las impresiones no requiere traducción simultánea el futuro Nobel escribió un soberbio reportaje lleno de intuiciones geniales y de humor titulado ‘URSS: 22.400.000 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de Coca-Cola’”.

 

Gabriel García Márquez:

“Los edificios son las mismas casitas de los pueblos de Ucrania aumentadas a tamaños heroicos […] En pleno centro se encuentran patios de provincia con ropa colgada a secar en alambres y mujeres que dan de mamar a sus niños”.

“Por los amplios espacios destinados a los peatones circula una muchedumbre lenta, arrolladora, como un torrente de lava. Yo experimenté una emoción indefinible –que debía estar destinada a mi primer desembarco en la luna- cuando el automóvil que me condujo al hotel se aventuró por la infinita perspectiva de la avenida Gorki”.

 “La desaparición de las clases es una evidencia impresionante. La gente es toda igual, en el mismo nivel, vestida con ropa vieja y mal cortada y con zapatos de pacotillas. No se apresuran ni atropellan y parecen tomarse todo su tiempo para vivir. Es la misma multitud bobalicona, buenota y saludable de las aldeas pero aumentada a una cantidad colosal”.

“Yo pregunté por qué en la Unión Soviética las mujeres trabajan a pico y pala en las carreteras y ferrocarriles, hombro a hombro con sus hombres, y si eso estaba bien desde el punto de vista socialista. La respuesta fue terminante: las mujeres realizan trabajos fuertes, porque hay una dramática escasez de mano de obra, y el país está desde la guerra en una especie de situación de emergencia”.

“Tal vez la falla mayor de Stalin fue su deseo de meterse en todo: hasta en los más recónditos intersticios de la vida privada. Supongo que a eso se debe ese ambiente de mojigatería aldeana que se respira en la Unión Soviética. El amor libre -nacido en los excesos de la revolución- es una leyenda del pasado. De una manera objetiva nada se parece tanto a la moral cristiana como la moral soviética”.

“Los libros de Franz Kafka no se encuentran en la Unión Soviética, Se dice que es el apóstol de una metafísica perniciosa. Es posible sin embargo que hubiera sido el mejor biógrafo de Stalin. Los dos kilómetros de seres humanos que hacen cola frente al mausoleo van a ver por primera vez el cadáver de un hombre que reglamentó personalmente hasta la moral privada de la nación y que pocos vieron jamás en vida. Ninguna de las personas con quienes hablamos en Moscú recuerda haberlo visto”.

 

BLOG Daniel Utrillaartículo. El Mundo Madrid.

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